José María Lamo de Espinosa
3 abril, 2020
CORONAVIRUS
Estamos en una situación de emergencia que amenaza con llevarse por delante la economía mundial, incluida la China. Para evitarlo debemos ser imaginativos. Es el momento. Basándome en mi experiencia, después de haber superado la crisis del petróleo de 1973, la del 90, la de las punto-com, y la del 2008.
Vaya por delante que esta es una crisis diferente. No es financiera. No es de oferta. No es de demanda. No es bursátil. No es causada por una guerra que destruye recursos, en este caso todos están igual que estaban, o casi. Es una crisis de movilidad, casi como la causada por la peste negra en la edad media, suavizada por la apariencia de comunicación que internet nos da a todos. Pero al fin y al cabo no comemos bites y necesitamos generar bienes que han de ser producidos y entregados. Por otro lado, la globalización nos ha situado en un mundo de interrelaciones personales, mercantiles y de bienes como nunca se habían producido. Y este virus, lo que nunca habríamos imaginado, nos ha metido a todos en casa paralizando las economías como fichas de dominó.
Pues bien, , vista la nefasta experiencia de ésta última crisis en la recuperación de la actividad económica me permito poner sobre la mesa unas a modo de propuesta imaginativa.
Se trata de que todas las empresas y personas, TODAS, titulicen sus deudas mediante su conversión en COROCOIN o CORANOCOIN (similar al bitcoin), moneda virtual emitida por el Banco de España o el Banco Central Europeo o el Banco Mundial o a quien se le encomiende, tanto me da que me da lo mismo, o por un anónimo de turno (como en el bitcoin), fijando su paridad con el euro en uno a uno.
Todas las deudas contraídas por empresas y particulares se convierten en una moneda virtual – COROCOIN – que no es más que un título de deuda a 12 años. Así todas las deudas se convierten en deudas a 12 años, sin intereses, con una carencia de 2 años, y a pagar en diez pagos correspondiendo al 5%, 6%, 7%, 8%, 9%, 10%, 12%, 14%, 15%, 15% cada uno de esos diez años.
Los títulos son emitidos, creándose una oficina de compensación (Agencia Estatal de Compensación) donde se abrirán cuentas con las deudas de cada persona o empresa y por otro lado anotando en cuenta de cada uno de sus acreedores los COROCOIN de los que son titulares. Así cada persona/empresa tendrá una cuenta abierta con un saldo acreedor y otro deudor, inicialmente.
Como he dicho el cambio COROCOIN – EURO será 1 x 1.
El saldo deudor corresponde a la deuda de sus clientes que será recogida como un saldo a su favor, y acreedor en la cuenta del cliente. Por el contrario, tendrá un saldo acreedor correspondiente a sus deudas con terceros.
Los COROCOIN quedarán como un pasivo a largo plazo en los balances de las empresas, como créditos participativos, mejorando la solvencia financiera de las empresas.
Las deudas que se pueden titulizar serían las siguientes:
Cada empresa podrá compensar su saldo deudor con el saldo acreedor de su cuenta, quedando con el saldo neto que corresponda.
El Estado otorgará avales por un montante total hasta el 25% de la deuda total resultante después de las compensaciones llevadas a cabo por la Agencia Estatal que gestiona los coronavirus.
Las empresas no podrán repartir dividendos mientras mantengan este pasivo en su balance.
Los COROCOIN se podrán movilizar (destinar) mediante:
El saldo resultante se podrá cancelar anticipadamente mediante su pago, total o parcial, a la Agencia Estatal que los gestione, con el descuento financiero que corresponda en función del tipo de interés del euro al plazo de vencimiento de los Corocoin.
De este modo:
Finalmente, se propone crear un Fondo Soberano que recoja los COROCOIN de la Agencia Estatal de empresas que tengan viabilidad. El Fondo se ocuparía de analizar las sociedades para convertir en capital los Corocoin, reestructurar la empresa y proceder después a su venta, colocación en bolsa o vendiendo a los socios las acciones que correspondan.
Esta es la primera aproximación al modelo que se puede desarrollar hasta el infinito. Espero que sea de utilidad y esta “brillante” idea sirva para salvar muchas empresas y puestos de trabajo. Es una idea inicial y faltan muchos aspectos como las repercusiones respecto a los concursos de acreedores, deudas laborales, implementación del sistema, etc. Pero aquí lo dejo como una fuente de debate.
Jose Maria Lamo de Espinosa y Michels de Champourcin.
Economista, socio LAMO DE ESPINOSA & ASOCIADOS S.L. y CRISIS CONCURSAL MANAGEMENT S.L.P.
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